Puente Romano. Salamanca. Siglo I.
Aunque está ampliamente extendido que fue bajo el mandato del emperador Trajano (98-117 d.C.) cuando se levantó este Puente Romano por el vado del río Tormes, existen bastantes historiadores que atribuyen la construcción del puente a épocas anteriores e incluso que este puente, que hoy cruza las aguas del Tormes, se levantara en el lugar que ya ocupaba otro anteriormente construido.
Para otros historiadores, pudo ser Hércules el constructor de este viaducto que salva las aguas del cauce salmantino, convirtiéndose a la vez en hito y clave de la Vía de la Plata, porque por los adoquines del empedrado pasadizo transita una de las rutas ibéricas más antiguas que se conocen y que con seguridad también fuera el primero de los caminos a Santiago.
Quién y cuándo ordenó su construcción son dos de los aspectos más inciertos del Puente Romano salmantino.
Es uno de los iconos de la ciudad de Salamanca junto al Toro situado a la entrada en la margen derecha (aunque anteriormente estuvo situado en el medio del puente y que quedó inmortalizado en El Lazarillo de Tormes cuando el ciego castigó con un enorme calabazón al inocente Lázaro).
26 arcos de sillares de granito (los catorce y medio más próximos a la ciudad son de fábrica romana, los demás tuvieron que ser reconstruidos tras la terrible Riada de San Policarpo, un 26 de enero de 1626).
358,70 metros de longitud (201,20 metros hasta el torreón central con un ancho medio libre de calzada de 5,80 metros y 157,20 metros en los últimos once con el mismo ancho de calzada que el tramo anterior).
Una obra de ingeniería perfecta que hoy sólo soporta el paso de peatones y bicicletas, como inmejorable inicio de una ruta paseada por Salamanca.
