Rana y calavera. Fachada. Edificio Histórico. Escuelas Mayores. Salamanca. Plateresco.
De entre todos los animalillos pétreos que pueblan las ocres paredes de los edificios de la capital salmantina, un pequeño batracio sobre una calavera es la estrella en la fachada del Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca.
Su presencia, entre el casi olvidado y extraordinario relieve plateresco, se ha convertido en parada obligatoria aunque a más de uno le suele ocurrir lo que ya comentara Miguel de Unamuno, escritor, filósofo y rector salmantino, lo malo no es que vean la rana, sino que no ven otra cosa.
Entre el ir y venir de dedos apuntadores, miradas indagantes, reflejos furtivos y preguntas orientativas, la rana, sobre su calavera, se ha labrado un buen número de leyendas que hacen su búsqueda indispensable para todo aquel que llega ante la fachada… Siempre fue el éxito en los exámenes, como el gran favor concedido por la diminuta ancuda a todos los que fueran capaces de hallarla sin ayuda, a los que se sumaron, el próximo casamiento asegurado, el cumplimiento de un deseo o el retorno futuro a Salamanca.
Históricamente, lo cierto es que las ranas se han asociado con los espíritus inmundos, la lujuria, la tentación sexual… la rana de Salamanca bien como firma escultórica del autor, bien como símbolo para transmitir un mensaje a todos los que la encuentran, parece que encima de su calavera quiere pedirnos disciplina y castidad para decirnos que el tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras.